MICRORRELATOS DE MAYO
2015.
FRASE ESCOGIDA:”…Sin
pensárselo dos veces…”. Relato El
tesoro soñado, de “Las mil
y una noches”
GANADORES:
.
1ª Categoría: Cristina
Toro Jiménez (2ºA Eso)
Estaban cansados y
hambrientos, ya quedaba poco. Estaban a punto de llegar al palacio cuando
llegaron a la entrada de un espeso bosque. No sabían qué hacer. Podían elegir
entre adentrarse en el bosque, por donde tardarían una hora u optar por un
sendero de campo por el que tardarían el doble. Sin pensárselo dos veces Lucas
se adentró en el sombrío bosque sin saber lo que le estaba esperando…
2ª Categoría: Emilio
Cano Padilla (1ººBach-E)
El seis de junio de 1944 las costas de Normandía tristemente lucían un
vestido rojo intenso. Cientos de miles de hombres yacían en las playas,
heridos, mutilados, aterrorizados…El paisaje era similar a estar en el
infierno, entre alambradas y trincheras. Allí se encontraba George, de 29 años,
con dos hijos y casado. Se encontraba rezagado tras un tanque Catalina.
Con la esperanza perdida y la moral destrozada, escuchaba los gritos de
los que caían. Sollozando veía cómo la metralla se hundía en la piel. Sin
pensárselo dos veces recargó el fusil lanzándose al abismo de la desesperación..
FINALISTAS
1ºCategoría: Patricia García
Víboras (3º B).
Llevaba mucho tiempo callando su
secreto. Sólo ella lo sabía. Con ocho años descubrió que tenía poderes, que
podía hacer cosas mágicas. Comprobó cómo sólo con querer algo podía de
conseguirlo.
Cada deseo que tenía lo veía
realizado pero a la vez se daba cuenta que cuantas más cosas quería, más
infeliz y triste era. Una mañana lluviosa de invierno, despertó con tanta pena
que sin pensárselo dos veces deseó por última vez ser feliz para siempre y, a
cambio, perder esa magia que la poseía.
2ª Categoría: Alejandro Romero Sánchez(4ºA)
Se encontraba en un callejón sin
salida. Tenía dos opciones: asesinar o ser asesinado; matar o morir. Al
principio, él tenía desventaja en aquel juego de locos; ahora ambos estaban en
igualdad de condiciones.
Uno frente al otro. Cruzándose
las miradas. Cada uno empuñaba su revólver mientras intentaba meterse en la
mente del adversario.
Él sentía miedo, inseguridad. No
se veía capaz de matar a una persona. Y en ese instante recordó lo que aquel
desgraciado había hecho con su vida: destrozarla por completo, lo había dejado
sin familia.
Entonces, sin pensárselo dos
veces, le hizo un guiño, le soltó “un Buenas noche, felices sueños” y disparó.